Durante el mes de Octubre, Slow Food lanzó una campaña que consistía en comprometernos a reducir nuestros desperdicios de comida, comer menos carne y alimentarnos a base de productos locales solamente; el objetivo de este reto era concientizar a la gente acerca de los problemas que representan para el mundo el desperdicio de los alimentos y la industrialización de la agricultura a través de estos retos que a simple vista parecen fáciles de cumplir por una semana.

Sin duda la persona promedio desperdicia una gran cantidad de los alimentos que adquiere (alrededor del 40%) y este acto se vuelve más irresponsable cuando entramos en conciencia de que el volumen de producción de los mismos parece perder su mesura cada vez más; esta situación es problemática para nuestro entorno y la manera en la que Slow Food encontró el camino para empezar el cambio fue impulsar a la gente a desligarse de la actual manera habitual de consumir alimentos por un corto período de tiempo, esperando que esto concientice al público hacia entender un poco mejor a la buena alimentación responsable.

Los retos que se impusieron conducen directamente a quien los acepta a cambiar su perspectiva sobre lo que hoy en día percibimos como normal.

Adaptar estas prácticas al ejercicio diario es algo que hacemos en Urko, controlamos nuestros desperdicios tanto reutilizando las mermas y en última instancia cuando ya no es aprovechable, todos los deshechos orgánicos se destinan a nuestro proveedor de cerdos que utiliza estos para alimentarlos. Conocemos de cerca a nuestros proveedores y de esta manera aseguramos la trazabilidad de los productos; esto resulta también en un constante aprendizaje puesto que siempre podemos obtener nuevos productos con los cuales no hemos trabajado y los productores suelen ampliar su oferta hacia nosotros.

Junto con Slow Food esperamos poder compartir con su comunidad el ejercicio de estas actividades para ir creciendo progresivamente dentro de este ideal de cambio y a su vez aprender de las personas y entidades que conforman esta red, finalmente compartiendo también nuestro trabajo hacia ellos.

Estamos conscientes de que el contacto con los proveedores no es de interés común, pero incentivamos al público a adquirir sus alimentos de mercados, ferias agro-ecológicas o hasta visitando granjas; consideramos el contacto con la naturaleza como algo importante que nos ayuda a entender la perspectiva de food for change.

El reto ya ha terminado, ya no es una campaña global el cambiar nuestra alimentación por una semana. Pero como se ha explicado, el cambio es necesario, los agentes somos cada uno de nosotros y hacerlo no solo representa activismo social, es un acto lleno de nobleza y bondad hacia su trabajo, personas que mantienen aún el oficio que significó uno de los cambios más grandes de la humanidad, dejar de ser recolectores y poder asentarnos como sociedad, estas personas y su arduo trabajo son artífices de lo que somos hoy en día como especie y estamos a tiempo de generar el cambio que puede salvar al mundo. Entonces invitamos a todos a extender la semana de “Food for Change”, a hacerlo parte de nuestras vidas y ayudarlo a difundirse.

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