LA FIESTA DE LA TIERRA

Con el Equinoccio del 21 de Septiembre de cada año comienzan las celebraciones del Koya Raymi, la fiesta de la fertilidad, la siembra y la feminidad que contempla la cosmovisión andina. El motivo de la celebración es el comienzo de la época de lluvias que trae consigo el ritual de la siembra, es en esta época donde culmina el verano y los indígenas se congregan en familia para otorgar ofrendas a la madre tierra, con el fin de nutrirla y pedirle a la misma que bendiga y de fuerza a sus cultivos.

La luna tiene un papel fundamental en esta festividad ya que es el astro que tiene influencia sobre la energía de las semillas y el crecimiento de las plantaciones; por esta razón los indígenas también centraban sus plegarias y alabanzas a esta que era una deidad. Le confiaban la protección y prosperidad de los sembríos y copulaban con la creencia de que la misma diosa les ayudaría a fecundar hijos más fuertes y saludables.

El Koya Raymi simboliza el inicio de la nueva vida; el ciclo que continúa cuando la energía de una forma de vida perece, dejando de lado su semilla para así culminar su ciclo vital y dejar espacio para sus retoños. Es por esto que esta festividad tiene una connotación muy familiar, no suele ser de carácter popular como el Inti Raymi si no que mas bien se manifiesta de manera privada, íntima y personal permitiendo de esta manera a los indígenas que rendían tributo el poder establecer una conexión muy fuerte con la madre tierra a través de sus ofrendas.

Algunas tradiciones alimenticias de nuestro país nos remontan a la relación de sincretismo que aun esta latente en nuestra cultura después de la conquista; vale recordar que es en esta época donde algunos de los productos de la cosecha, ya maduros por el paso del tiempo se utilizan para hacer coladas, conservas y confituras. Sin lugar a dudas despierta un sentimiento de nostalgia hacia el hogar y la madre que en estas épocas del año son refugio y guardián de los niños que crecen quienes suelen alimentarse de estas preparaciones; quizás este sentimiento de protección tiene conexión con uno de los principios del Koya Raymi que nos habla de la maternidad y la feminidad.

La cultura precolombina de la costa, Valdivia, es conocida por haber sido una sociedad matriarcal; en esta civilización las mujeres cumplían un rol primordial y eran incluso alabadas por su fertilidad, siendo concebidas como hijas de la Luna y desempeñaban el rol de regentes de su territorio. A pesar de que el Koya Raymi es una festividad andina que no era parte de la cultura Valdivia, la venus característica de este pueblo ha sido tomada como el símbolo para este menú debido a que es una pieza histórica del Ecuador que simboliza principios muy similares a los de esta festividad. La Venus de Valdivia era una ofrenda y un tributo hecho hacia la luna como agradecimiento por la fertilidad de las mujeres y se representa como una mujer embarazada que generalmente muestra su cuerpo.

El Menú Koya busca transmitir los conceptos propios de esta festividad a través del uso de los productos que tenemos en temporada, tratados de manera que no solo se expongan a sí mismos pero también lleven el mensaje de honor a la fertilidad, la tierra, la vida y la mujer que buscamos sembrar de la mano de la experiencia para el cliente en el restaurante. Esta cocina busca representar el esplendor de productos icónicos de todo el país usando como herramienta técnicas culinarias que inspiren sentimientos de calidez, comodidad y regocijo que contrasten con la connotación fría e impasible que nos muestra el clima al comenzar el invierno.

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